Así es como me siento cuándo se trata de comprar aplicaciones



Ya estoy un poco harto de la gente que, como bien dice esta viñeta, son capaces de tirar el dinero en absurdeces como una bolsa de palomitas a precio demencial o un móvil al que no van a sacar ningún partido (sólo presumir delante del personal de que están a la última sin saber qué es lo último) pero luego se les cae el mundo encima cuando se les dice que deben pagar el software que consumen. Ya he hablado algunas veces de la tan excelente licencia de uso número uno en España, que no es otra sino la LMEMYLDLDEDT (Lo mío es mío y lo de los demás es de todos) que a veces intentan disfrazar de licencia CC o GNU, pensando que por alguna extraña razón, cualquiera puede relicenciar la obra de otro a posteriori y reconvertirla a dominio público por el artículo 33 en nombre del software libre y la paz del mundo.

Señores, el software cuesta dinero hacerlo y cualquiera tiene derecho a licenciar su obra como le parezca oportuno. Si te gusta ese programa, cómpralo y haz posible que el programador pueda seguir sacando versiones y si no te gusta, no lo uses. En cualquier caso, no digas que el software es caro cuando estás tirando el dinero cada día en cosas mucho más superfluas y efímeras.