Escrito de El Dechado Ignoto

Os dejo un escrito que he encontrado surfeando por aquí y por allí y que me ha aparecido muy acertado. Muchos de los que se hacen llamar megafans, se gastan su sueldo en merchandising y movidas varias, pagarían por saber escribir algo así.

«Posiblemente hubiera sido mejor que los Héroes hubieran guardado silencio parasiempre en lugar de seguir haciendo el agosto para romper el hechizo y acabar olvidados. Y es que la fama de hace tiempo hoy es una flor venenosa que al utilizarse con malas intenciones puede llevar a la decadencia total del héroe de leyenda que puede acabar sus días en una tumba de sal. Esperemos que aún quede alguna fuente de esperanza y que con la chispa adecuada Héroes del Silencio aguanten sin morir todavía. Confiemos en que éstos no son más que días de borrasca y la herida cicatrice. Al fin y al cabo la apariencia no es sincera y la duda nos hace estar entre dos tierras pero debemos apostar por el rock‘n’ roll en lugar de tener la sangre hirviendo para no caer en brazos de la fiebre.

Rogaría una oración para que Héroes del Silencio dejaran el opio y el camino del exceso y volvieran a su refugio interior para no deshacer el mundo. Esto sería para todos los fans un tesoro y honraría nuestros nombres porque queremos no más lágrimas. Queremos despertar todos los días recordando a los Héroes del Silencio de hace tiempo con esa avalancha de sensaciones del héroe de leyenda. AMÉN.»

Autor: El Dechado Ignoto

(http://dechado.blogspot.com/2007/11/hroes-del-silencio-desafortunado.html)

Mägo de Oz, en Alovera

Un año después de la vez anterior, volvimos a ver a Mägo, esta vez con Sonia, Javi y Raquel. Cambiamos la ubicación céntrica de Las Ventas por la tranquila Alovera, y en el polideportivo municipal tuvo lugar la gira «Hasta que el cuerpo aguante». Vinieron la mayoría de los miembros de la banda, aunque algunos faltaban. Aquí se olvidaron de Gaia 2 y recorrieron los éxitos (algunos de los muchos que tienen) más de fiesta y folk.

Poco más tengo que comentar de este concierto, salvo que lo pasamos muy bien, y que el sonido era bastante bueno. Los solos de guitarra, y los dúos y tríos haciendo sonar las cuerdas a la vez nos gustaron a todos.

Dover, en Getafe

Desde hacía bastante tiempo llevábamos con ganas de ir a este concierto. Aunque Dover siempre ha sido un grupo que se ha dejado ver bastante, la cosa es que nunca habíamos tenido una ocasión tan clara como esta, y la aprovechamos. Y aunque sabíamos que nos iba a gustar, lo cierto es que nos llevamos una muy agradable sorpresa … porque descubrimos a un grupo que nos gustó mucho, que hacían de teloneros. Este grupo es Señor Trepador. Cuando vas a ver música sin saber quien va a tocar es mágico, porque te sueles llevar sorpresas muy buenas, descubres nuevos sonidos y te vas conociendo un nuevo grupo.

En cuanto a las hermanas Llanos, pudimos descubrir su nuevo look y sus nuevos ritmos. No sabíamos que se habían reinventado y se habían pasado a la música electrónica, y fue allí cuando pudimos ver los éxitos de siempre tocados entre teclados y sintetizadores. «Devil came to me», «Serenade» o «Cherry Lee». A Mabel también le gustó mucho y creo que ha sido uno de los conciertos donde mejor lo ha pasado. Ese día volvíamos de Bilbao y nos fuimos con maletas y todo, sin pasar por casa, al polideportivo de Getafe.

La Frontera y Zinkin Prim, en Sala Heineken

Nosotros fuimos a ver a La Frontera. Pero al llegar nos encontramos con una sorpresa, y es que La Frontera actuaba hora y media más tarde, y antes lo hacían los Zinkin Prim, que eran el grupo revelación, habían ganado un premio de Madrid y no-se-cuantas cosas más. Pues bueno. Pues vale.

El problema es que fuimos de los pocos poquísimos que llegamos pronto. Aquello estaba desangelado, y casi había más gente encima del escenario que abajo. En fin, que los Zinkin decidieron tocar igual. Allí sólo estábamos Mabel y yo, los padres y amigos de los Zinkin, y unos chavales muy majos que al igual que nosotros también habían ido a ver a La Frontera, pero que decidieron animar un poco, ya que aquello daba bastante pena.

Y bueno, pues el concierto transcurrió más o menos bien. Tiraron mecheros, camisetas y hasta cds de su disco. Que por cierto, como éramos tan pocos, conseguimos varios mecheros (la mayoría reventaron al tocar el suelo) y son muy chulos, pues tienen también una linternita por la parte de atrás. Conseguimos también un CD, que por cierto se llama «Mabel». A Mabel le dije que el cd se lo habían dedicado a ella, y se lo enseñé. Se quedó un poco pensativa mirando el cd, porque su nombre no es muy común y era raro que un grupo le hubiera puesto su nombre a su disco … pero allí estaba. Y de hecho todavía lo tenemos en casa tal y como nos lo dieron, con su celofán y todo.

Después de los Zinkin Prim llegó La Frontera. Tocaron una canción entre los dos grupos y por fin llegamos a las «Siete calaveras», «las aventuras del Capitán Achabán» y clásicos como «El Límite». Con la misma cara de fumaos que siempre, y con el ritmo en la sangre, a compás de 2×4. Grupos como estos demuestran que se puede vivir tocando los éxitos de siempre (pero haciendo conciertos, no como un tal Ramoncete que «dice» que fue grande hace tiempo, pero nadie ha podido comprobarlo aún). La Frontera aún es bien recibida en los festivales de rock y sabe como animar un buen concierto.

Y por desgracia, la cosa terminó antes de lo previsto, porque los de la Sala Heineken dijeron que al empezar más tarde se había ido el tiempo y había que cerrar. No nos gustó pero como La Frontera decidió terminar, la cosa quedó así. En ese sentido me gusta más Loquillo, que cuando le pasa eso dice «mis conciertos los termino yo» y toca hasta donde tenía pensado hacerlo.

Jarabe de Palo

En la Sala Heineken nos dimos cita esta vez para ver a la banda de Pau Donés. Por entonces estaba presentando su nuevo disco «Adelantando», que contaba con muchas colaboraciones como la de «la Mari» de Chambao. Por entonces aún tenía a la banda antigua, la cual me gustaba tanto o más que la actual de 2009.

Del concierto puedo decir que fue emotivo, ya que éramos pocos y parecia un concierto de amiguetes. El escenario de la sala Heineken es más bien reducido, y aún así Pau Donés supo aprovecharlo al máximo. La percusión y sobre todo, el órgano, es lo que más vida le dio al concierto y en definitiva, lo pasamos muy bien. Hicieron un repaso a los viejos éxitos y tocaron practicamente todo el nuevo disco.

Salimos bastante contentos de este concierto … si.