Mi año como semi-funcionario I

Llevo tiempo queriendo contar cómo fueron mis 12 meses dentro del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Durante todo un año fue personal laboral de dicho ministerio y pude comprobar como todos los tópicos de funcionarios se cumplían uno por uno, e incluso se quedaban cortos en muchos casos.

Fue una experiencia curiosa, no muy gratificante laboralmente como ya comenté hace tiempo, pero sí muy enriquecedora. 

¿Preparados? ¿Listos? Vamos allá.

INTRODUCCIÓN
 

"He visto cosas que vosotros no creeríais"

Como muchos ya sabéis, en el 2009 estaba opositando para el cuerpo de informáticos de la administración general, y por el camino, me presenté a una oposición-concurso, la cual iba a usar de entrenamiento antes de ir a los exámenes importantes, los de octubre. El examen era de sistemas, no tenía coste la inscripción (cosa rara en las oposiciones) y era una sola plaza. Aunque durante toda mi vida he trabajado tanto en desarrollo como en sistemas, las oposiciones que estaba preparando eran para desarrollo (por centrarme en algo) y la oposición-concurso era de sistemas. Total, que me inscribí por aquello de que era gratis y me servía para probar, y como las cosas nunca salen exactamente como uno las tiene planeadas, conseguí la plaza. Me puse bastante contento, ya que hasta ese momento había hecho un par de exámenes para la FNMT y para Aena, y para ese año había muy pocas plazas convocadas en la administración general y Madrid, así que de esta manera tendría un año de margen para conseguir algo mejor.

 
El caso es que desde el principio prácticamente choqué con la administración. En la fase de presentación de documentación, al echar la instancia llevé todo lo relativo títulos, cursos y acreditaciones. Me dijeron que no lo presentara aún, que eso era para la fase de concurso. Cuando llegué a la fase de concurso no me dejaron presentar ninguna documentación, aunque no me hizo falta porque llevaba puntuación más que de sobra, y con lo que había acumulado en la parte de oposición me dio para conseguir la plaza. Por otro lado, ya se notaba en algunos funcionarios de RRHH una falta de dedicación y de interés bastante típica de los chistes de Forges. Malas contestaciones, o respuestas erróneas adrede (en cierta ocasión me llegaron a decir que presentara un papel un viernes de verano a las 7 de la tarde, cuando fui, naturalmente no había nadie). Tras conseguir la plaza, no conseguí en ningún momento conocer cual iba a ser mi destino, labor ni horario. Al parecer, no era competencia de nadie dar dicha información, y todos los responsables que tenían dicha información estuvieron de vacaciones todo julio y agosto, así que hasta que no me incorporé no pude saber nada de esto.
 
Una vez incorporado, me dieron la famosa tarjeta para fichar. El sistema de la tarjeta para fichar contrasta mucho con los usados en la empresa privada, donde realmente se pretende que haya un control de asistencia real, y están instaurados otros sistemas menos trampeables, como el reconocimiento de huella dactilar. El sistema de la tarjeta permite varios fraudes, a cual peor. Por un lado, permite que cualquiera fiche con la tarjeta de otra persona. Por otro,  el hecho de haber fichado no garantiza que se esté en el puesto de trabajo, ya que el ministerio es muy grande, y tiene varias cafeterías y otros servicios como bancos, por lo que se puede estar haciendo gestiones o desayunando sin que eso implique trabajar o estar disponible. No es casualidad que esa zona tenga un Corte Inglés y montón de comercios en los alrededores, que se nutren casi exclusivamente de funcionarios.

Una vez allí, pude apreciar que mis compañeros funcionarios entraban entre 8.30 y 9.00 y desaparecían sobre las 14.30-14.45. Durante algunas semanas pensé que ellos tenían una jornada de 25 horas semanales, ya que eso era lo que venían estando presentes aproximadamente. Con el tiempo me enteré de que ellos tenían que hacer 37,5 horas, y que hacían "magia" con la tarjeta para conseguirlas. La "magia" se conseguía diciendo en Seguridad que la tarjeta se había perdido para obtener un duplicado. Dicho duplicado iba a parar a algún compañero, que se ocupaba de fichar por los demás en caso de que faltaran horas. Otra técnica para completar la semana era no fichar a la salida y volver por la tarde a las 7 para que contaran dichas horas. Había técnicas para todos los gustos, pero lo que nadie había reparado hasta ese momento es que, en realidad, era bastante sencillo fichar desde casa, ya que la tarjeta no es más que un certificado de la FNMT. Algo tan sencillo como instalar el certificado en el propio ordenador, dejarlo encendido con algún programa de administración remota, o simplemente un script programado para que a las 8 fichara. Algo bastante sencillo que cualquier informático podría implementar sin mucho esfuerzo. Sin embargo, el departamento de informática del ministerio desconocía esa posibilidad, y el departamento de seguridad la había obviado.

La cafetería principal del ministerio estaba llena a cualquier hora. Los bajos precios, el poco trabajo, las pocas ganas y la falta de control hacía que la cafetería fuera el lugar más transitado de todo el ministerio.
 
Otra cosa que me chocó bastante  al llegar al ministerio es que por la mañana pude ver algunas funcionarias con barajas de tarjetas de 20 o 25 unidades pasándolas una tras otra por el reloj fichador. Aquello ya no era fichar por un compañero, sino fichar por todo el departamento.
 
Realmente el tema de las ausencias parciales o completas es algo que está descontrolado por completo. Había personal que se cogía julio y agosto y que al llegar diciembre tenía sus vacaciones intactas o casi intactas, lo cual era muy extraño, pues sumando moscosos y días de permiso las cuentas no salían. La realidad es que con bastante frecuencia los días de vacaciones no eran registrados y la persona en cuestión no venía y ya. Como mucho un compañero le fichaba.


Hasta aquí la primera de las tres entregas.