Hace varios años, Cory Doctorow acuñó un término llamado enshittification que podría traducirse como enmierdificación o enmierdicación. En pocas palabras, se podría decir que es proceso o patrón por el cual los productos y servicios de más calidad se van malogrando con el paso del tiempo, hasta volverse totalmente inservibles y ajenos a la causa para los que fueron creados con el fin de maximizar las ganancias de la empresa de la que dependen.
Hace ya varios años que abandoné la senda de iOS, cansado de que Apple ya no fuera el estado del arte, salvo en precio de sus productos, donde sí querían seguir aparentando ser tope de gama (siguiendo un principio de la enshittification de libro). Decidí entonces adentrarme en Android a través de Samsung, que parecía en ese momento el futuro mejor, y fui cambiando mi ecosistema tecnológico de Apple por el suyo, mediante TV, teléfono y la cosa no llegó a mucho más porque la experiencia duró lo que tardé en tener que contactar con el servicio post-venta o en querer acceder a todo el potencial de mi teléfono y descubrir el fabuloso Samsung Knox, algo que impide utilizar Samsung Pay, Samsung Health (o cualquier cosa que implique el NFC del teléfono) si hay sido rooteado o si has cambiado el sistema operativo por el de otro país, como fue mi caso (huyendo precisamente de todo el bloatware que traía en la versión española de Movistar). Mientras que con la televisión, vi las «maravillas» de Tizen, especialmente cuando empezó a retirar aplicaciones de su market como Skype, algo que yo utilizaba, o a quitar funciones de la televisión en cada actualización de Tizen. El colmo llegó en 2021 cuando decidieron que la televisión debía mostrar publicidad en el panel que se despliega cada vez que voy a cambiar de canal voy a poner Netflix o cualquier app, o a configurar la televisión. Algo que se pudo solucionar fácilmente instalando un DNS propio que filtrara las direcciones de Samsung con llamadas a sus proveedores de anuncios, pero que reafirmó que de Samsung, ni agua en el futuro. Obviamente estaban ya en pleno proceso de enshittification.
Y tras el desencuentro con Samsung Knox, fue cuando pivoté al Xiaomi Poco F1.
Por aquel momento empezaba a abrirse paso con fuerza Xiaomi, y concretamente apareció el Poco F1, también llamado el iPhone hindú que fue un killer-phone de los que muy pocas veces se ven, todo un teléfono que hacía que echara muy poco de menos mi antiguo iPhone 4S, con el que estaba bastante contento hasta que Apple decidió «matarlo» en una actualización de iOS 8 lleno de «peoras» (lo contrario de mejoras). En concreto, lo que me hizo pivotar fue la funcionalidad de iTunes, donde ya no era fácil localizar las canciones por álbum y/o carpeta salvo que las tuvieras compradas en iTunes. Hoy en día, aunque llevo música instalada en el móvil, casi toda la escucho de Spotify pero en aquel momento no era así. Las tarifas de datos eran caras, no como ahora, y no era sencillo consumir todo el contenido online sin arruinarse.
Cuando compré el primer F1, tuve uno de esos momentos «wow» que se dan cuando un producto te asombra (como cuando entraste a Yahoo por primera vez, luego cuando probaste Altavista, y después, cuando probaste Google probablemente también). Un móvil con pantalla grande, bastantes características premium (o al menos, así estaban consideradas en ese momento) y poco dinero.
Durante un tiempo la cosa fue muy bien, aunque en poco tiempo quise pasar de 64 Gb a 128 GB. No fue problema, el precio seguía siendo permisible. Aunque echaba bastante de menos el NFC de mi Samsung. Así que finalmente adquirí un Poco F3, que tenía todo lo bueno de mi F1 y además, el pago por móvil. La cámara no era la de Apple, hay que reconocerlo, pero tampoco era de las peores. Y durante 3 años la cosa fue lo bastante bien como para que no mirara hacia otros terminales superiores. Hasta finales de 2024.
Hace unos meses, Xiaomi que ya llevaba coqueteando con meter publicidad en varias apps de las internas del dispositivo, empezó a introducir publicidad en lugares claves del S.O. Es bastante desagradable vaciar la memoria (¿por qué no lo hace HyperOS directamente? ¿de verdad que el sistema operativo depende de que el usuario le dé a un botón para gestionar la memoria? ¿o sólo es una cuestión de marketing?) y ver aparece un anuncio a pantalla completa de Aliexpress que no se puede quitar salvo matando la aplicación. También pude observar esa publicidad dentro de la «Galería», o al final de cuando reproduzco un vídeo. Y aunque todas esas «características» (porque así las llama Xiaomi, «características», como si hubiera usuarios que quisieran escoger ver publicidad o pensaran que eso es bueno), en principio se pueden deshabilitar, en la realidad no ocurre así, y no en todos los casos se puede, o como mucho, es temporal hasta que vuelve a activarse solo.
He de decir que durante el último año y medio, ya había señales de MIUI iba a peor a marchas forzadas. El cambio de nombre a Hyper OS, el meter un montón de aplicaciones internas llenas de utilidades generadas a consumir y comprar recursos (fondos de pantalla, temas, sonidos,…), la insistente tendencia a llevarme hacia Google Discover… Eran muchas señales como para obviarlas, pero mi esperanza es que tardara más tiempo en llegar la catarsis.
Al final, parece que mi Pocophone F3 no era mío, sino que seguía siendo de Xiaomi. Yo sólo había adquirido una licencia de uso con publicidad, pero nadie me lo había dicho. Tampoco Xiaomi me ha dado la oportunidad de hacer un pago para quitar toda esa publi o dejar el sistema operativo limpio, algo que me habría planteado, aunque no me habría gustado.
Y con todo el dolor de mi corazón (porque me dolió tener que cambiar de nuevo) he adquirido un Google Pixel.
He elegido este no por simpatía hacia Google, que no la tengo, sino por estar considerado el Android más puro, y que tiene disponibles más actualizaciones. Google promete 7 años de actualizaciones (estamos en 2025, veremos si en 2032 se puede seguir usando …). No es el mejor teléfono en muchas cosas, su IA con Gemini es un chiste en muchos sentidos, y se da cierto aire con la Apple Intelligence (aunque mientras que Apple Intelligence aún no existe, Gemini sí existe pero está muy muy verde, y no hace ni el 5% de las cosas que prometían los anuncios que sería capaz, como interactuar con los emails y con apps de mensajería).
La exportación de datos y apps de mi teléfono anterior se hizo razonablemente rápido (unos 15 minutos), aunque la configuración demoró a 2 días aproximadamente. Las cosas más básicas como cuentas de correo se configuraron rápido, pero el dejar los iconos en el dashboard tal como estaban fue algo más complicado, y sobre todo, el sistema de notificaciones y biometría me parecía bastante engorroso, ya que el tener habilitadas algunas de estas funciones alteraba y perjudicaba y mucho, la usabilidad del sistema de notificaciones.
Hay algo que me ha llamado poderosamente la atención y es que la pantalla del Google Pixel 9a según Google mide 6.3″. Me parecía muy extraño que mi viejo Poco F1, siendo de 6.1″, fuera aparentemente más grande que el Google Pixel 9a. Creo que el problema es de los marcos internos, que son demasiado grandes (hoy en día es raro ver marcos así) y por otro lado, que las esquinas redondeadas de la pantalla causan un efecto óptico de ser más pequeña de lo que es.
Después de instalado y configurado a mi gusto, hay cosas que echo de menos de mi F3. Bueno, en realidad hay MUCHAS cosas que echo de menos: la pantalla (grande y con muy buena resolución), la gestión de las pantallas del dashboard (en HyperOS se pueden mover enteras sin aplicaciones de terceros), las aplicaciones duales (muy útiles para tener diferentes configuraciones en la misma aplicación, como 2 Facebooks, 2 Telegrams, …), la reprogramación de los botones laterales del móvil y también me he encontrado con que algunas aplicaciones eran incompatibles con Android 15, ya que Xiaomi va 2 versiones de Android por detrás de Google.
Si he mantenido el Pixel ha sido exclusivamente por la cámara de fotos que supera con mucho a la del F3 en nitidez sobre todo. Hay otras cosas que me han gustado también, pero la que me ha hecho no devolverlo ha sido esa.
Aunque tengo configurado el Pixel 9a para mi día a día y lo llevo conmigo, en casa sigo usando el F3 para muchas cosas y si algún día le quitan la publicidad puede que reconsidere volver a usarlo como teléfono principal. Pero me da que el proceso de enmierdificación o enmierdicación (en inglés, enshittification) hace tiempo que tocó a Xiaomi, como ya lo hizo a otras muchas antes, y dudo mucho que vuelva a tener un Android potable debajo de esa gigantesca capa de basura con cientos de aplicaciones de brillis y sonidos aberrantes que es ahora HyperOS.
Imagen: Joom