Recientemente, nuestra amiga Mirichan se sacó el carnet de conducir en Madrid. Aunque sacarse el carnet no tiene nada de particular, de pronto me di cuenta de que todos mis amigos y allegados se sacaron el carnet prácticamente al mismo tiempo que yo, y que de alguna manera todos aprendimos a conducir por Madrid a la vez, y ninguno le damos importancia a ello. Sin embargo, sí que veo también cómo sudan tinta mis amigos que viven en pueblos cada vez que vienen en Madrid a cualquier cosa. Algunos optan por bordear la ciudad por la M-40 si vienen de paso. Otros vienen a primera hora o a última. E incluso hay algunos que aparcan en las afueras de Madrid y desde allí se cogen un taxi. Y es que conducir por Madrid no es cualquier cosa si nunca lo has hecho o si no has visto a nadie hacerlo. La mayoría de los madrileños ya hemos visto a nuestros padres hacerlo toda nuestra vida, y de una manera inconsciente sabemos cómo cambiar de carril, incorporarnos a una carretera, reaccionar en un atasco o callejear para evitar retenciones. De esta manera, los madrileños podemos conducir prácticamente en cualquier parte del mundo, pero no así al contrario, ya que aquellos que no hayan conducido en Roma, El Cairo o Madrid lo pasarán mal cada vez que vengan a la capital. De hecho he podido comprobar como en algunas ciudades más o menos pequeñas de España, cuando llueve o hay más coches de lo que suele ser normal los conductores empiezan a comportarse como hormigas locas conduciendo sin lógica ninguna. Así que voy a dar algunos consejos esperando que sirvan para aquellos que no están acostumbrados a conducir por la ciudad.
Semáforos
Madrid es una ciudad donde todo pasa muy rápido. La gente conduce rápido, o al menos lo intenta. En Madrid las distancias son largas por lo que todo tiempo ahorrado es bienvenido. Mientras que en otras ciudades la gente se detiene cuando el semáforo se empieza a poner amarillo o tarda 2 y 3 segundos en arrancar desde que se pone verde, aquí no es así. El resto de conductores espera que los que se encuentran en la primera fila detenido en el semáforo estén atentos al mismo. Y si no lo están, la segunda fila sin duda lo estará para lanzar un sonoro pitido si la primera tarda más de 1 segundo en dar indicios de arrancar. Hay que tener en cuenta que muchos semáforos están sincronizados para pasar dejar 6 u 8 coches a lo sumo. Aunque algunos conductores ignoren lo que pase con el coche de atrás, lo suyo es intentar que todos los coches que están esperando puedan pasar en el mismo semáforo verde, o al menos, el mayor número posible.
La velocidad en las calles
Aunque en la mayoría de las calles la velocidad permitida son 50 km/h, no es una velocidad real. Cuando se va por superficie, la velocidad suele ser más de 60-70 si la calle lo permite (calles de 3 carriles o más para el mismo sentido), tales como Velázquez, Serrano, Castellana, Bravo Murillo, … En los túneles la cosa cambia, únicamente porque hay cámaras y está controlada por radar, pero no porque no se pueda ir más rápido de manera segura. Casos especialmente sangrantes son el del túnel de O'Donnell (50 km/h con 2 carriiles y todo recto) o el de la M30 sur-oeste, donde a pesar de haber 6 carriles la velocidad es 70 km/h. Otros túneles como el de Sinesio Delgado no están regulados y se puede ir a 80-100 sin ningún problema (de hecho es la velocidad habitual). En general, el conductor madrileño intenta ir a lo que la vía permite, no a lo que marca la señal, salvo amenaza de radar o coche de la DGT escondido.
Conduciendo por la ciudad
Los madrileños conocemos la ciudad de memoria. Al menos los sitios que solemos frecuentar. La mayoría de los carteles indicativos son obviados por una razón muy simple: cuando vas conduciendo tienes que ir pendiente de la conducción, no de los carteles. Es divertido ver cuando alguien que no está acostumbrado a Madrid intenta leer absolutamente todos los carteles que se le presentan. Empieza a bajar la velocidad hasta casi pararse. La razón es que no se puede. De hecho esto yo lo catalogaría como contaminación informativa y obligaría retirar la mayoría de los carteles por distraer la atención del conductor. Especialmente absurdos son los paneles indicativos de la M-30, que cuando no saben qué poner dan mensajes absurdos. Como si el conductor no tuviera nada mejor que hacer que leer las ocurrencias de los que controlan dichos paneles. En general, la mejor manera de llegar a un sitio es haber mirado previamente en Google Maps cómo llegar. Los GPS en Madrid están bastante desaconsejados. Generalmente, perjudican más que ayudan. Sí te dicen la calle, pero previamente debes saber ir hasta la zona donde está la calle. En caso contrario es bastante común que te lleven por caminos raros, que te hagan coger la M-30 inútilmente (me ha pasado varias veces con Tom Tom). Así que los GPS sólo para consultar el sitio adonde vamos a ir, y si lo queremos llevar puesto después, que sólo sea una pequeña referencia, pero intentando seguir más nuestra orientación (presumiendo que esta es buena) que las indicaciones del GPS.
Orientarse en Madrid
La primera intención de uno que intenta orientarse en Madrid es poner como punto de referencia Sol e intentar ubicar los distintos lugares a partir de ahí. Eso no sirve. Madrid es una ciudad muy grande para tener un único punto de referencia. Cuando yo voy a una ciudad que no conozco, intento buscar la calle principal, la principal arteria que tienen la mayoría de las ciudades que parte la misma en dos. En el caso de Madrid, esa arteria es la Castellana, que parte Madrid en dos de norte a sur y sirve para ubicar rápidamente una dirección en una de las dos mitades. El otro punto de referencia es la M-30, que nos permite saber si un sitio está dentro o fuera del anillo. Con esas dos referencias ya tenemos una buena aproximación de dónde puede estar el sitio al que queremos ir. A esta elipse partida en dos podemos añadir varias rectas perpendiculares a la Castellana, tales como la calle Alcalá, María de Molina, Juan Bravo, Joaquín Costa, Alberto Alcocer, Concha Espina, Mateo Inurria. Todos ellos serán buenos accesos cuando queramos ir de este a oeste o al revés.
¿Cruzar la ciudad o bordearla?
Si tenemos que ir de una parte de la ciudad a la otra siempre nos haremos esta pregunta. La respuesta depende del día de la semana, de la hora y del sentido en el que vayamos. Aquí van algunas pistas.
- La M-30 está atascada indistintamente de lunes a viernes de 8am a 10am yendo en sentido norte por la derecha y por la izquierda.
- También está atascada por la tarde en sentido sur, de 17 a 21 aproximadamente.
- La M-40 también está atascada más o menos con los mismos horarios y mismos sentidos que la M-30.
- Ir por el centro de la ciudad sólo es viable hasta las 8am. Más tarde tardaremos igual o más que por la M-30. A partir de las 10.30 la ciudad vuelve a ser transitable en coche.
- A partir de las 18, la ciudad vuelve a no ser transitable en coche de forma rápida. No es tan malo como por la mañana, pero hay retenciones.
- Los fines de semana no hay problema a ninguna hora
El uso del claxon
Una cosa que nos caracteriza a los madrileños es el uso multidisciplinar del pito del coche. Los madrileños nos expresamos pitando. De hecho tenemos desarrollado un código bastante extenso de reacciones interpretadas únicamente con pitidos, y acompañadas con gestos cuando conseguimos atrapar la atención de otro conductor. Aunque existen numerosos códigos de pitidos, uno generalista y bastante aceptado es el siguiente.
- – Pitido muy leve (golpe seco y rápido en el claxon). El semáforo se ha puesto verde. Se usa después de las ráfagas, o si el semáforo dura poco.
- – Varios pitidos leves y rápidos. Peligro inminente de importancia poca o media. Tenemos una ambulancia detrás que quiere pasar, o una persona está pasando por un paso de cebra y el otro coche no la ha visto. Básicamente es para avisar de algo que está pasando.
- – Pitido intenso de más de 4 segundos o varios pitidos intensos. Básicamente es para regañar a alguien. Si alguien intenta invadir tu carril, si alguien que va delante decide hacer un cambio de sentido de cualquier manera y atravesando la calle.
También se suele usar para alguien que de pronto frena y gira sin indicarlo de ninguna manera. O el que va haciendo cucamonas con el coche, yendo exageradamente despacio, por medio de dos carriles, o si hace conducción temeraria regateando. También cuando alguien se cuela en nuestro carril sin haberlo indicado justo delante de nosotros y haciéndonos frenar bruscamente (muy común en la M-30).
¿Cómo reaccionar cuando te pitan?
Obviamente, hay que diferenciar si sabes el motivo o no, y si sabíendolo, tienen razón, o no. Generalmente, y lo que la mayoría de los conductores suelen hacer … es no hacer nada. Si no tienes la culpa o simplemente no hay motivo real (p.e. tienes detrás un makineto inquieto por no llegar a algún sitio), lo mejor es no hacer ni caso, o como mucho devolverle el pitido a modo de saludo. Una técnica que me gusta mucho hacer cuando se ponen a mi altura para gritarme, es saludarles con la mano y sonreírles, como si fuera alguien conocido. Eso les descoloca. Y si pita, devolverle el pitido. Eso es lo que más rabia les da. Y por otro lado te deja a ti bastante tranquilo.
Y si de verdad has hecho algo que ha perjudicado a los demás, lo normal es que uno se disculpe con la mano e intente no volver a repetirlo.
Comportamiento en la M-30
La M-30 requiere un capítulo propio. Conducir en la M-30 es todo un arte y una ciencia. En muchas ocasiones nos encontraremos con que queremos ir de una parte a la opuesta de Madrid y habrá la misma distancia yendo por norte que por el sur. ¿Qué hacer?
En mi caso, a igualdad de tráfico, intento ir siempre por la superficie, evitando los túneles. Aunque por el norte hay algo más de kilómetros que por el sur (lo mismo en la M-40) generalmente la diferencia de velocidad compensa.
Una cosa que los madrileños hacemos es colocarnos de antemano en el carril por el que queremos salir. En general, las salidas de la M-30 casi siempre están atascadas o al menos, con retenciones. Por tanto, 500m antes de la salida ya tenemos que estar colocados. No vale la pena fiarse de los carteles, pues con bastante frecuencia anuncian las salidas cuando ya es demasiado tarde. En general, los madrileños tendemos a dar por hecho que el resto de conductores también son de Madrid. Así que no vemos con buenos ojos que alguien decida a última hora que quiere salir por nuestra salida e intente colarse.
Aunque al final lo conseguirá, se llevará sonoras pitadas por no haber respetado el turno. Y como los coches no llevan una pegatina que ponga "no soy de Madrid" o "no sé conducir por Madrid", no hay forma de saber si ese conductor lo ha hecho a propósito o no. Eso hará que los coches de la cola intenten pegarse unos a otros y avanzar como si fueran procesionarias, para evitar dejar el mínimo resquicio que invite a otro coche a saltarse la cola. En cuanto a los cambios de carril, en la M-30 se hacen muy rápidos. Prácticamente se señalizan y se ejecutan al mismo tiempo. Así que nuestro cerebro debe contar con un módulo predictivo en perfecto estado que nos permita adivinar lo que van a hacer los otros coches. Un coche que se arrima a un extremo de un carril es un coche que va a cambiar de carril en los 2 segundos siguientes.
Evitando choques y accidentes
En Madrid no sirve dejar distancia de seguridad. Si lo haces y dejas suficiente espacio como para que quepa otro coche, se meterá. Así que la solución es poner muchísima atención en los coches que van delante, y mirar no sólo el que va inmediatamente delante, sino también los que van por delante de este. En realidad todo el rato el truco es intentar anticiparse al peligro, así que si vemos que los de delante frenan, no debemos esperar a que el de delante nuestro frene. Lo mismo se aplica a los que van por detrás. Cuanta más información demos a los otros coches de nuestros planes, mejor podrán facilitarnos la maniobra, o evitarnos en caso de peligro. Así que mi consejo es señalizar absolutamente todas las maniobras y aún así cerciorarnos de que podemos hacerlas.
Peatones
Los madrileños tenemos la mala costumbre de cruzar por cualquier lado. De hecho, nuestros mayores tienen una tendencia exagerada y diría que enfermiza por atravesar calles como la Castellana a paso de ganso. Generalmente, cuanto mayor y más impedida sea la persona, mayor será el reto que pretenda. Mi abuela era campeona en atravesar la calle Concha Espina (6 carriles) justo por medio, sin ningún semáforo y con coches pasando en ambos sentidos. Da lo mismo que haya semáforos con pasos de cebra. Los madrileños disfrutamos cruzando la calle por cualquier sitio. Con el coche uno debe ir preparado para que le salga un peatón de cualquier lado. Por ello la mayoría de los madrileños intentamos ir por los carriles más centrales de las calles, ya que nos permite reaccionar mejor en caso de que salga un peligro imprevisto de un lateral, tal como un peatón, un perro, alguien que abre una puerta de un coche sin mirar … Si nos encontramos con un peatón cruzando mal, yo invariablemente le pito fuerte y no rebajo la velocidad. Si hay semáforos para cruzar, es absurdo perjudicar la circulación únicamente por capricho.
Bicis y motos
En Madrid no es fácil encontrarse con bicis por la ciudad (la mayoría de los ciclistas le ha cogido bastante miedo a ir en bici por la ciudad, yo incluido). La forma de conducir de Madrid es, en general, bastante agresiva, y un vehículo como una bici es casi tan vulnerable como un monopatín. No obstante, cuando me los encuentro intento dejarles un carril completo para que no haya ningún tipo de peligro al pasarles. Por desgracia esto no siempre es posible, y dependiendo del caso, habrá que seguir varios metros a la bici hasta poder pasarla con seguridad, o arrimarse un poco y sobrepasarla lo mejor posible. Aunque en Madrid existen carriles bici, no se puede obligar a nadie a usarlos dado el estado en el que se encuentra (muchos de ellos ya están levantados pese a haberlos puesto sólo hace 3-4 años), o que están tan mal ubicados que circular por ellos resulta más peligroso si cabe que por la carretera. Con las motos la cosa cambia sustancialmente. En Madrid tener moto es una especie de "licencia para hacer lo que me da la gana". Las motos son expertas en ir sorteando coches, no señalizan ninguna de sus maniobras y con frecuencia las intuimos por el ruido, pero no porque las veamos. Una situación bastante común es que al iniciar nosotros un cambio de carril a continuación lo inicie también una moto sin tenerte en cuenta, y luego te regañe por no haberle tenido en cuenta. Mi experiencia es que casi nunca llevan razón. Por si el tema de las motos de por sí no fuera suficientemente problemático, nuestro querido alcalde decidió pasarse por el forro la normativa de tráfico y hacerles un sitio especial en los semáforos, como una licencia especial para que adelanten a todos los coches parados y se sitúen delante. Con frecuencia me encuentro que ciclomotores que no tiran nada y a los que he adelantado varias veces, una y otra vez se me vuelven a colocar delante al llegar el semáforo, obligando después a adelantarles de nuevo.
Y bueno, pues esto ha sido todo. Espero que esta guía sirva para hacerse una idea de la conducción por Madrid. El siguiente capítulo es en la carretera.
Post dedicado a:
A Mirichán, que acaba de empezar a conducir por Madrid.
A Rosi, que me ayudó a sacarme el carnet y me enseñó que hacerse el loco con la policía era la mejor estrategia.
A David Sayalero, que está convencido que en Madrid sólo conducimos los locos.
A Carlos Sayalero, que aún después de montar conmigo por Madrid tantas veces, aún se sigue agarrado a la manilla (pero al menos, sigue montando).
A mi madre María del Carmen, que me enseñó a conducir agresivamente por Madrid.
A mi padre Abelardo, que me enseñó a ir atento a los peligros.
A Mabel, que ya conduce igual que yo y pone carita angelical cuando pasa al lado de los otros coches.
Créditos:
Foto de la M30 tomada de Pensar Por Libre.
Enhorabuena. Lo has clavado!!. Ni que decir tiene que los carriles de incorporación a vias principales, sobre todo en M-30 y M-40 son vias de despegue espacial: Si circulas por la principal y sale un "Hamilton" por la derecha, "deberás" moverte de inmediato al carril izquierdo para permitirle el despegue o verás los terribles gestos de su cara y manos ante tu "insolidaridad".