En ocasiones hemos comentado por aquí el tema anímico y emotivo de las aves, que resulta bastante distinto a los mamíferos (el que para nosotros resulta más lógico). Con frecuencia hemos visto como un ave asistía impasible a la pérdida de una cría o a una experiencia que para un perro o una persona resultaría traumática. Sin embargo, por como están diseñadas las aves y por ser anteriores a los mamíferos, seguramente por tema de garantizar la supervivencia las pérdidas son asumidas con total pasividad, pues es preferible preservar la vida del adulto que es posible que en un futuro saque adelante más ejemplares, a preservar la vida de una cría cuyo destino es bastante incierto.
Y después de esta introducción, la semana pasada me ha ocurrido por segunda vez algo que nunca creí que vería. Hace ya 3 años que se fue Alma y al poco se fue Valfri (si bien no estoy seguro de que Valfri palmara a causa de Alma). Sin embargo, la semana pasada palmó el lunes Punching Ball (5 años), y su pareja (6 años) empezó a comportarse de un modo extrañísimo desde entonces. Primero es necesario aclarar que eran una pareja de canarios que siempre estaban juntos, y que sólo con separarles a uno de ellos y moverle a otro lado de la casa, era suficiente para que el otro le persiguiera dando saltitos hasta la habitación donde le hubiéramos puesto. A pesar de que en la terraza hay otros 10 canarios, parece darles igual la presencia de los otros ejemplares. El caso es que tras la muerte de Punching Ball la canaria empezó a esconderse en lugares raros, a mirar detrás de armarios que nunca había mirado y en defintiva, es como si le estuviera buscando. Aunque no lloraba ni se emboló (de hecho dudo mucho que sepan lo que es la muerte), se llevó un disgusto bastante grande, y de hecho, el viernes amaneció con los ojos cerrados y respirando bastante mal. Como vi que no podía hacer nada por ella, la coloqué en un nido y la dejé allí con su disgusto, y duró como 2 horas, tras lo cual murió. Nunca he visto antes a un canario disgustarse tanto por algo. Les he visto indignarse, enfadarse, divertirse, y mostrar su agrado ante algo, pero disgustarse tanto hasta morir, esto es algo que me quedaba por ver.
Si pudieran hablar nuestro lenguaje , la de cosas que nos contarían …