¿Te invito a una cerveza?

Cinco amigos se reúnen en un bar después de mucho tiempo sin verse. Y cada uno de ellos cuenta como le ha tratado la vida, algunos han conseguido un buen trabajo y ganan mucho dinero, otros se han casado, otros han montado una empresa por su cuenta, otros han sido despedidos y hace tiempo que no encuentran un empleo… todos están contentos de verse, y entre cervezas y risas pasan la tarde.


A punto de despedirse, y en vista de lo divertido de la velada, se propone quedar una vez por semana en ese mismo bar para no volver a perder el contacto entre ellos. Todos menos uno están de acuerdo, pero éste último alega la imposibilidad de ir una vez por semana al bar, puesto que al estar desempleado, no le es posible permitirse el lujo de realizar tal gasto.





Uno de los amigos, decide una solución, para que todos ellos puedan seguir viniendo a la reunión, y que el aspecto económico no suponga un impedimento. Propone que las cervezas se paguen en proporción a lo que gana cada uno. Es decir, si uno gana más, pagará más por el total de la factura de todo lo consumido ese día en el bar, y el que menos gane, menos tendrá que aportar. Así, si alguien no tiene ingresos de ningún tipo, podrá asistir a su cita semanal, sin tener que pagar nada.


A todos les pareció buena idea.


De esta forma, a la semana siguiente todos aparecieron de nuevo, y una vez finalizada la velada, todos pagaron en proporción a su status económico, y uno de ellos, aquel que no tenía ingresos, fue invitado por el resto de amigos.


La situación continuó de esta forma durante meses, todos fieles a su cita semanal, concurrían encantados a su compromiso.


Un buen día, el camarero se les acercó y les comunicó que ya que eran tan buenos clientes, había decidido concederles un descuento en cada cerveza.


Los amigos encantados con el detalle, decidieron repartir el descuento de manera proporcional al pago que cada uno de ellos realizaba.


Sin embargo, hubo quien argumentó, que eso no era justo, lo correcto era repartirlo a partes iguales y no en proporción a las aportaciones. Así que todos decidieron aceptar esa forma de reparto.


Y de esta manera se dio la curiosa circunstancia, que mientras unos pagaban una cantidad de dinero superior a las cervezas consumidas, otros ganaban dinero con su cita en el bar.


Un buen día, el ‘amigo’ que mejor posicionado estaba económicamente y que lógicamente más pagaba cada día que iba al bar con sus amigos, decidió no ir más a la cita. Así que el resto de colegas se reunió para cambiar la asignación de cada uno. Al calcular los nuevos pagos, se dieron cuenta que mientras unos pagaban un poco más, otros tenían que pagar mucho más, incluso más que lo que estaba pagando el amigo que había dejado de acudir a la cita, y que uno de ellos, no sólo seguía sin pagar, sino que además ganaba dinero con cada cerveza que consumía.
Aún así aceptaron los nuevos precios, con tal de seguir viéndose.


Otro buen día, otro amigo, expresó su decisión de no seguir con su compromiso semanal, no podía seguir asumiendo tal coste por una tarde de ocio.
El resto de amigos, volvió a reunirse para acordar nuevos porcentajes de pago, siempre en proporción a sus ingresos. Pero, a pesar de consumir cada vez menos cervezas, dos de ellos tenían que pagar una cantidad todavía mayor, mientras uno seguía ganando el mismo dinero que al principio cada vez que se bebía una cerveza.


Lógicamente al final desisitieron de seguir con su cita semanal y hubo que disolver el grupo, siguiendo cada uno de ellos caminos diferentes y no volviéndose a encontrar nunca más.



Ante la disminución de cotizantes a la Seguridad Social y la de empresarios, cada vez somos menos los que tenemos que responder a las grandes exigencias de ayudas a sectores privilegiados. Y para compensar la disminución de ingresos por parte del Estado, manteniendo los mismos gastos, la solución aportada por parte de la Administración Pública ha sido aumentar el tipo en el Impuesto Sobre el Valor Añadido.


La diferencia está en que un contribuyente de este país, no puede dejar de consumir cervezas.

Vía Jose Carlos Amoros.

Categories Manager para Meneame

En primer lugar, Feliz Año Nuevo a todos.

Empezando con el nuevo 2010, y completando aquel tutorial para instalar Meneame de 0, os dejo una aplicación para gestionar la tabla de categorías de una instalación basada en Meneame. Con ella se pueden realizar las siguientes operaciones:

 

– Insertar categoria/subcategoria.
– Renombrar categoria.
– Pasar las noticias de una categoría a otra.
– Colgar una subcategoría de una categoría distinta.
– Borrar categoría/subcategoría.

 

Para instalarla es muy sencillo, porque es básicamente copiar la carpeta en una instalación Meneame ya existente. No hay que configurar ni que tocar nada, y se administra con cualquier usuario con privilegios "admin" o "god".

Podéis descargarlo de aquí:

http://alejandro.valdezate.com/proyectos.php

Y ya está, espero que os guste. Si tenéis comentarios, ya sabéis lo que tenéis que hacer.

Actualización: Ya está la versión 1.2 disponible.

Avatar en 3D, en cine Ideal

De nuevo hemos tenido la suerte de ganar un concurso. Ultimamente he estado bastante ocupado en varios asuntos importantes, y ni me he preocupado de ver cuales iban a ser lo estrenos navideños. De forma que he venido al cine a ver una película sobre unos extraños seres mezcla pitufos azules con Mística. La película empezó a las 16.30 puntualmente. Yo estaba bastante cansado de preparar el viaje a Rábano, de currar, y que la noche anterior había sido muy larga. Así que en los primeros minutos, donde se introduce a la historia de Sigourney Weaver que si pollos que si pavos, me dormí.

Me desperté 10 minutos después, y la cosa se puso muy interesante. Empezaron a aparecer unos extraños seres gigantes que eran los Na’vi. Al principio yo no tenía muy claro que los muñecos que fabricaban en la base fueran de la misma especie que los Na’vi y llegué a pensar que había 2 realidades que se sucedían simultáneamente en dos mundos distintos (es lo bueno de ir a ver las películas sin saber absolutamente nada de ellas, y es que te puedes montar tantas películas propias como quieras). Luego ya me fui percatando de la historia y cada vez me fue atrapando más y más, hasta empezar a pensar que no había visto nada igual en mucho tiempo y que era la mejor película que había visto en los últimos 10 años. Ese pensamiento se mantuvo hasta el final de la película, pues es realmente cine fantástico, y sobre todo, espectacular. Y es que cuando uno va al cine, va a ver algo diferente de lo que puede ver cada día. Uno paga por salir de la rutina. Para ver lo de siempre, para eso se queda en casa. Muchos detractores de Cameron dicen que hace cine previsible para conformar al público. Pues que siga haciéndolo muchos años, porque se le da realmente bien. Eso del cine de arte y ensayo está muy bien, pero a mí que me pongan películas de estas, donde haya un principio, un desarrollo y un final, y donde haya historias que interesen. Precisamente no me gusta el cine español moderno (con contadísimas excepciones) PORQUE NUNCA TIENEN NADA QUE CONTAR. Son historias mundanas, de un tipo que va a comprar al súper y no hay leche, o de una persona que va por la calle y se tropieza. Se coge ese guion que no va a ningún lado y se desarrolla hasta hastiar al que lo está viendo. Por eso el cine español que veo tiene de mínimo 20 o 25 años, que era cuando el cine no tenía subvenciones absurdas, y cuando las películas que sobrevivían en cartel eran las que eran buenas.

Volviendo a Avatar, decir que si alguno no la habéis visto, os la recomiendo. Aunque dudo que haya alguien que deje de verla.


La SGAE sigue usando la puerta trasera para atacar a sus objetivos: El uso frívolo de la LSSI

Hace algunas semanas comentábamos que el Ministerio de Industria le hacía el trabajo sucio gratis a la SGAE. Gracias a un uso perverso y malévolo de la LSSI, la SGAE denunciaba a los sitios que ella consideraba su objetivo y de los que no disponía datos de contacto. Industria les proporcionaba gratis dichos datos y a la vez le metía una multa al sitio en cuestión que en la mayoría de los casos servía para quitar al webmaster las ganas de seguir. Sonado fue el caso de agujeronegro.com, que ya sufrío dicho ataque. En cualquier caso hablábamos de cantidades relativamente pequeñas, que aunque hacen daño, no son como para arruinar a nadie, en torno a los 1.500 Euros.

Pues la cosa ha progresado, y ha progresado en la misma línea que llevaba hasta ahora, es decir, en el negativo. Ahora, a través de AVEI estamos viendo multas de más de 30.000 Euros, lo que indica que el Ministerio de Industria está calificando de «grave» el hecho de no poner los datos de identificación del webmaster en la web, cosa bastante común todavía hoy en día.

El propósito de esta parte de la LSSI en su concepción, y como se nos vendió a la ciudadanía, es que sería un arma para hacer más seguro Internet y que permitiera identificar rápidamente al responsable de contenidos peligros o que vulneraran las libertades del individuo. Y tal como nos temíamos, el uso que nos hemos encontrado en la práctica es un uso perverso a más no poder. No sólo no ha contribuido a hacer de Internet un lugar más seguro, sino que ha dado una tapadera y un recurso perfecto a las organizaciones que quieren ir contra individuos particulares sin ningún argumento legal sostenible. Si no te puedo denunciar por usar mi música, te denuncio por lo otro, y se te quitan las ganas de tocarme las narices igual. Uséase, como no te puedo denunciar por ladrón, te denuncio por feo, porque ser feo si está tipificado como delito y para el caso se consigue lo mismo.

Lo peor de todo es que desde diversas entidades y asociaciones se advirtió al comienzo de la LSSI que esto podía suceder, y desde el gobierno de nuestro querido Josep Piqué y su equipo se nos aseguró que esto no ocurriría facilmente. El tiempo ha demostrado que la AUI no se equivocaba. Y no olvidemos de que en el borrador de dicha ley ya se intentó que no fuera necesaria la actuación de un juez para clausurar una web. Aunque en dicha ocasión hubo que quitarlo, no ha faltado tiempo para intentar volver a meter esa coletilla.

Así que vean si es fácil o no. 100 páginas web de una tacada tumbadas. Si eso no es eficacia …

Vía Samuel Parra.