Gestiones por Internet

Al hilo del post del otro día donde comentaba algunas gestiones que se podían hacer desde Internet mediante certificado electrónico, voy a hacer una recopilación de todas aquellos trámites que se pueden hacer sin salir de casa.
 
Algunas necesitan certificado, mientras que otras necesitan sólo el número del DNI y algunos datos precisos sobre la gestión a realizar. A medida que vayan apareciendo más, se irá ampliando este artículo. Y si alguien sabe más, sólo tiene que añadirlos en los comentarios.

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El Ministerio de Industria, la LSSI y la SGAE

Pues finalmente ya empezamos a ver para qué sirve eso de la LSSI que vimos entrar en juego hace algunos años en tiempo de Piqué. La SGAE no tiene nada mejor que hacer que seguir en su campaña de cuasi-extorsión y caciquismo buscando aquellos que bajo su muy particular y discutible criterio no pasan por caja debidamente. Poco parece importarle que los denunciados usen música copyleft, o simples enlaces a otras webs, cosa que la LSSI sí permite sin que eso suponga delito alguno. Parece una campaña desesperada y suicida para obtener por la vía civil lo que no han conseguido por la vía penal (recurso ya agotado, pues cualquier juez en cuanto les ve venir con la cantinela de siempre, falla automáticamente en su contra a tenor de los últimos juicios celebrados). Y es que, como todos sabemos, hay maneras, y maneras, de hacer las cosas. El juego limpio nunca ha sido una característica de la SGAE, como injustas eran sus demandas y pretensiones desde el principio.




Resulta curioso, leyendo algunos sitios que han recogido la noticia, como la SGAE intenta justificarse intentando quitarle hierro al asunto, con argumentos endebles y faltos de sinceridad, tales como hablar de «puestas en conocimiento» en lugar de denuncias, aunque el real decreto 1398/1993 habla precisamente de ley como puesta en conocimiento. Y como esa, todas. No hay peor cosa que ir de lobo intentando parecer víctima. Por suerte, están metidos en el ajo tanto Carlos Sánchez Almeida como David Bravo. Digo por suerte, porque cuando uno coge para estos casos a un abogado poco preparado en propiedad intelectual o derecho de Internet, es fácil caer vencido sin saber ni como defender una causa que se defiende por si sola, precisamente por carecer de pruebas por parte de la acusación (que intenta colgar el mochuelo a la defensa y que sea esta la que tenga que demostrar su inocencia, siendo al contrario) y por ir no hacer una interpretación justa y real de lo que dice la ley, que aunque en otros aspectos no es clara, en estos sí lo es, y establece claramente lo que es piratería de lo que no, y lo que es un contenido y lo que es un enlace al contenido. Sin embargo la SGAE suele intentar confundir al juez mezclando todos los términos a la vez, y aprovechándose de que el juez que instruye el caso no suele distinguir estos conceptos por ser relativamente modernos.

Y hecha esta introducción, hagamos un análisis de los beneficios que ha tenido en la sociedad todas esas ventajas que brindaría identificar al prestador de los servicios. En los inicios de la ley, la primera medida que provocó la aparición de dicha ley fueron protestas por parte de los internautas (que Piqué convenientemente desoyó) y el cierre de algunas webs como rechazo, webs que no han vuelto a abrir desde entonces. Pero todo sea por terminar con los timos de las melodías de los móviles y los servicios de marcación especial. Si eso se hubiera conseguido, el esfuerzo hubiera valido la pena … pero tampoco. Hoy la gente sigue recibiendo costosos SMS sin desearlo, sigue recibiendo spam en sus cuentas de correo, y sigue habiendo multitud de timos con el teléfono móvil de protagonista. De hecho, los que ya no operan con timos y falsas promociones en Internet no es porque se hayan cansado, es porque han visto en los falsos concursos de TV un filón mucho mayor y más limpio, y fuera del ámbito de la LSSI, por lo que pueden seguir haciendo su agosto.

Recapitulando pues, de nada ha servido este aspecto de la LSSI. De momento, no protege nada ni a nadie, y pocos beneficios ha aportado. Y ahora vamos a la parte negativa. ¿Qué nos ha quitado? ¿en qué nos ha perjudicado? Pues muchos dirían: «en nada». Y no les faltaría razón. Pero desde el principio he tenido la sensación de que la LSSI era una especie de comodín que usar cuando no hubiera forma de meterle mano a una web por otro lado. Y no me he equivocado. A la SGAE se le han terminado el resto de cartas, y ha decidido hacer uso de los comodines, que en cierto sentido no son más que argumentos ad-hominem. Como no puedo rebartirte tu derecho a tener música copyleft, te voy a denunciar por la LSSI. Yo no sacaré nada, pero a ti te fastidio, para que veas quien soy. Y de paso me saco tus datos por la patilla, dejando al estado que haga el trabajo sucio. Y es aquí cuando se empieza a ver la verdadera (y me atrevería a decir que también única) utilidad de este aspecto de la LSSI. Porque cuando una web es denunciada por vulnerar la LSSI, lo lógico sería que en primera instancia se le amonestara, dándole un plazo de 15 días para corregir aquellos datos no recogidos en la web del denunciado (caso de ser necesario, ya que no siempre lo es). Pero en lugar de eso, pasamos directamente al plato fuerte, el de las multas. Y es que las multas no son cosa baladí. En los casos que se están viendo estos últimos días, la cosa anda entre los 900 y los 1500 Euros. Joder con el tirón de orejas, me sale más a cuenta delinquir y robar algo. La multa desde luego sería mucho inferior y no tendría ni que ir a juicio. Pero esto es como siempre, el país del Lacasito, donde el que hace mucho paga poco y viceversa.

El aspecto moral de esta manera de obrar es, a todas luces, bajo e indignante. Es equivalente a pedirle una navaja a tu adversario para después clavársela. No tiene justificación ninguna, y a la SGAE tampoco parece importarle el daño económico tan fuerte que le hace a sus perseguidos con tal de salirse con la suya. Si la gestión de la SGAE está en entredicho, su forma de recaudar dinero no dista mucho de la del sheriff de Nottingham en Robin Hood.

Yo no estoy nada de acuerdo con la aplicación tan laxa que se hace hoy en día del derecho a copia privada. que también se pensó inicialmente para proteger al individuo y al final ha desembocado en un claro abuso, pero viendo como las gastan los autodenominados defensores de la cultura, tampoco podría criticar demasiado a los primeros por pensar que viven en Antigua y que todo es «atacar, saquear y robar como una comadreja hasta reventar» (Jack Sparrow dixit). Tan reprochable me parece pasarse por el arco del triunfo las licencias y métodos de difusión del autor como el de censurar cualquier contenido «porque yo lo valgo» (posiblemente el lema de la SGAE propuesto para 2010). Si echamos la vista atrás e intentamos ver quien empezó con este tinglado, quien lanzó la primera piedra, no queda duda de que fue la industria del ocio, la que de forma unilateral y obligada forzaba al consumidor en los años 80 a pasar por el aro tantas veces como fuera necesario. ¿Que se te ha roto tu vinilo? Te lo compras otra vez. ¿Que se te ha rayado? Te lo compras otra vez. ¿Que sale el mismo disco con más canciones? Te lo compras otra vez. ¿Que ahora viene con las letras de canciones? Te lo compras otra vez. ¿Que quieres llevar una copia en el coche y tener otra en casa? Obviamente, te lo compras otra vez.

Este maltrato constante al cliente desembocó a que cuando la tecnología estuvo al alcance de todos (primero con las pletinas y luego con las grabadoras de cd) ya no pasaba por caja ni el Tato. ¿Qué había hecho la industria por nosotros? ¿Cuando nos había respetado? La venganza vino con justicia y rapidez. Los contenidos empezaron a fluir a lo grande. Y eso que aún no existía Internet como lo conocemos ahora, pero daba igual, porque los contenidos pasaban de mano en mano. Como todos dábamos por sentado que al autor no le llegaba prácticamente nada de cada disco vendido y que la diferencia entre comprarlo o no para el autor era mínima, se impuso como forma de remuneración asistir a los conciertos, en los que parecía que por un lado el artista se lo curraba y por otro, le llegaba más dinero de cada venta que vendiendo discos. Los grupos que se lo montaron bien e hicieron giras, sacaron (y sacan) bastante dinero. Y es que a la gente le gusta la música en vivo, y ver que a cambio de su dinero están recibiendo algo único, y con un trabajo real del artista comprobable. Y he aquí que se elimina al intermediario (SGAE y discográficas, pero más la SGAE). Y al intermediario no le gusta que le releguen, aunque sea consciente de que no aporte absolutamente nada a ninguna de las dos partes de la transacción. Lo importante es seguir. Así que empiezan las denuncias a conciertos y festivales. Al principio de forma aislada y más o menos silenciosas. Pero con la sucesión de varias meteduras de pata seguidas (cobro de festivales benéficos, destinados a asociaciones de discapacitados y otras causas igualmente loables, así como fiestas populares) la SGAE empieza a hacer bastante ruido y a volverse completamente impopular. Para lavar su imagen incluso llegaron a acudir a Gomaespuma, quienes les entrevistaron para darles oportunidad de explicar su chiringuito. Y no pudieron, ya que hay cosas que no se pueden explicar porque sencillamente, no son explicables.

Desde entonces hasta hoy el camino de la SGAE ha sido cuesta abajo. Hace algunos años decidieron renunciar a la popularidad, viendo que era un campo perdido completamente y se lanzaron a hacer dinero dando igual la forma o el método (total, si ya somos malos, para qué esconderse). Algunas técnicas de disuasión aplicadas a locales y hosteleros superan ampliamente el acoso. Cualquiera que haya hecho tratos o negocios convendrá con que no es buen método para establecer una buena relación comercial empezar hostigando a la otra parte. Eso hace que la relación empiece con mal pie. A no ser que no nos importe para nada lo que piense la otra parte, sino solamente su dinero (vuelvo a lo del sheriff de Nottingham).

Antes he mencionado a Carlos Sánchez Almeida y a David Bravo. Carlos Sánchez Almeida para mí es alguien bastante respetado y con bastantes razones para ello, pues ha hecho más bien por la seguridad y libertad de los internautas y usuarios de ordenadores. Desde hace muchos años se ha dedicado a defender personas en juicios (de hecho, nunca le he visto como acusación, siempre como defensa) y siempre ha logrado desmontar a la acusación con brillantes argumentos que en ocasiones rozan lo perogrullesco para alguien que aplique la lógica, pero que al juez se le suelen escapar, por pertenecer al dominio de lo informático.

De David Bravo, tengo un sabor agridulce. Es una de cal y otra de arena. Hubo un tiempo en que se dejaba ver demasiado en televisión y prensa, más o menos en la línea de Víctor Domingo, pdte de la Asociación de Internautas. Aunque no se puede negar que a Víctor le entusiasman las cámaras más que a un tonto un lápiz, digamos que se lo perdonaba porque se trataba de la cara visible de la AI, y para una asociación siempre es bueno que su representante se deje ver mucho y que cope los micrófonos siempre que pueda. En el caso de David, me dio la impresión de que durante unos años también se esforzaba demasiado por hacerse el núcleo de las cámaras y de darse un poco de bombo, promocionándose a si mismo como el abogado de las causas sobre derechos de autor e Internet. Tanto esfuerzo en hacerse publicidad no me hacía mucha gracia, desde el punto que es la misma técnica que usa Enrique Dans. Sin embargo he de reconocer que David hace un gran trabajo, y como abogado no sólo es bueno, sino que tiene labia para exponer sus argumentos. Así que tiene un lado mejor y otro peor. Intentaré quedarme con el mejor.

Y ya está. Hoy tocaba artículo de opinión y ensayo. A los que hayáis llegado hasta el final, enhorabuena.

Revólver, en Valdemoro

Con la incertidumbre de lo que pasaría esa noche cogí mi coche y me acerqué a Valdemoro a ver a Carlos Goñi. El día anterior había actuado la Oreja de Van Gogh con la amenaza de una abundante lluvia, que a última hora no se produjo, pero que podía ser al día siguiente.

Y cuando llegué, había una noche perfecta, de las que gustan para ir a conciertos al aire libre. El concierto estaba patrocinado por el ayuntamiento, y en la plaza nos dimos cita para ver a la banda de Goñi, que había ido al completo. Durante hora y media estuvieron interpretando la mayoría de los éxitos de su nuevo disco, «21 gramos», además de los éxitos que a todos nos gusta oír, como «Tu noche y la mía», «el roce de tu piel» o «Eldorado».

Hace menos de 3 meses de la última vez que lo vi, y este hombre sabe como hacer espectáculo y animar las fiestas. Vale la pena ir a verle todas las veces.

La Noche de los Numeros 1 de Cadena 100

De nuevo he conseguido arrastrar a Mabel hasta otro concierto. Ultimamente sólo hemos ido a 2 o 3 (como siempre, a ver a Mägo de Oz, y también a Loquillo … y por vez enésima, a Riki López), pero hacía tiempo que no íbamos a un concierto «a lo grande» (precisamente desde hace casi año y medio, que fuimos a ver a Heroes Del Silencio a Sevilla y nos volvimos con la sensación de haber escuchado un cd mal grabado). El año pasado me quedé con las ganas de ver a La Oreja de Van Gogh, y con todo el follón del BBVA, la idioticia continua, y las locuras del 2008, ni fuimos a ver LOVG ni nada. Tenía en mi lista de «must-see» a una serie de grupos y solistas, y mira tú por donde, muchos de ellos estaban en la Noche de los Números 1. Así que no lo dudé. Compré dos entradas y esperé impaciente el gran día.

Aunque salimos de casa a las 19.30 con tiempo de sobra para llegar a Goya, Madrid como siempre, a reventar de coches, toros, manifestaciones absurdas y las bobadas típicas de la capital. El caso es que metimos el coche en el parking del Palacio de los Deportes y subimos corriendo, pues ya eran las 8. La verdad es que todas las puertas tenían unas colas gigantes para acceder al recinto. Por suerte, pudimos entrar bastante rápido, cogimos 2 asientos en el lateral izquierdo y a disfrutar.



Cuando llegamos ya estaba sonando Taxi, con los primeros acordes de su actuación, que terminaron con «Niña del sur» (su gran éxito de cuando eran Melon Diesel). Luego llegaron The Fray con un fabuloso piano de cola que sonaba contundente en todo el palacio de los deportes. Aunque no es un grupo al que le hubiéramos prestado mucha atención antes de hoy. El resto de la gente tampoco le prestaba mucha atención a la primera canción. A Taxi le siguió una interpretación magistral del «Billie Jean» de Michael Jackson de la mano de los canadienses «Lost Fingers» a ritmo de jazz. El público, que había estado un poco distraido durante la actuación de The Fray, empezó a prestar atención a aquel trío que tocaba la mítica canción con un ritmo tan peculiar a golpe de contrabajo.





Después llegó Amaia Montero, con una pinta que parecía que la hubieran atacado unos perros dóberman a la entrada del recinto. Una cosa es ir a la moda, y otra ir haciendo el ridículo. Tras su actuación en directo, en donde practicamente no se la entendía nada de lo que cantaba, y su voz era una sucesión de vocales y falsetes, nos quedó muy claro algo que ya intuíamos: LOVG ha salido ganando con su salida del grupo. La voz de Leire le da mil vueltas a la de Amaia. Y no sé a qué se debe, pues la voz de Amaia tenía un algo especial en los primeros discos de La Oreja, de Van Gogh, que iba acorde al grupo. Sonaba más sincera, más natural. Ahora es un cúmulo de suspiros, hipidos, sorbitos de aire y grititos a destiempo y sin personalidad propia. De hecho, cantó varias canciones de su álbum en solitario y dejó el escenario sin pena ni gloria. Al público ni por error se le ocurrió pedir un bis. Empezó con «4 segundos» y le siguió el single principal de su álbum. Tras su «Quiero ser», cantó una canción con Tizziano Ferro, que cantaron «El regalo más grande». No perdurará esta actuación en el tiempo como lo más grande que ha ocurrido en la carrera de ambos.





A Amaia Montero le siguió de nuevo un interludio con Lost Fingers, que esta vez nos deleitaron con una versión del «Part Time Lover» de Stevie Wonder que de nuevo entusiasmó al público. Tras ello, llegó Revolver con una presentación antológica por parte de Carlos Moreno (más conocido como «El Pulpo»).


En plan de colega presentó a Revolver (que en realidad no eran más que Carlos Goñi con Cuco Pérez al acordeón). Carlos hizo un par de gracias bastante buenas a costa del Pulpo («no digo ni que cante bien o mal, digo que canta distinto» y «en cualquier caso no vamos a dejar que cante con nosotros, porque queremos que la canción suene bien»). Además de tocar «y pasa el tiempo», nos deleitaron con una estupenda interpretación de «Odio» (una de las canciones de Revolver que más le gusta a Mabel) , seguida por su canción estandarte: «El roce de tu piel» (la canción con la que empecé a seguir a Revólver allá por el 93). En este momento el concierto empezó a llegar a su punto álgido. De hecho, el público estaba realmente encantado con Goñi y tras terminar «el roce de tu piel», se le empezó a pedir «otra, otra» (sin resultado, por cierto). Esto no había ocurrido con ningún cantante anterior hasta este momento de la noche.

Después de Goñi tuvimos a la gran sorpresa de la noche. Ya llevaban un rato haciéndose de rogar los presentadores, sin soltar nada de quien sería. Aunque yo tampoco sabía quien sería, adiviné que podía ser Amaral … y acerté. Al principio arrancó cantando ella sola con una guitarra acústica tocando «El universo sobre mí» para luego unírsele toda la banda, incluido por supuesto Juan, con su guitarra y su gorro.





Además de la anterior, tocaron «Revolución», «Perdóname», «Kamikaze». A estas alturas de la noche, nadie permanecía sentado, el público coreaba entusiasmado y las gradas amenazaban con venirse abajo. Este fue uno de los mejores momentos de la noche. La voz potente y clara de Eva resonaba en todo el recinto. De hecho creo que hubiera sido capaz de cantar sin micrófono y se la hubiera seguido escuchando.

A Amaral le siguieron los nuevos Jarabedepalo (sí, ya sé que antes era «Jarabe de Palo«, pero la banda de Pau ha cambiado de composición y de nombre en los últimos meses) que tocaron algunas de sus canciones más veteranas con los nuevos ritmos de su nuevo álbum Orquesta Reciclando, entre ellas «El lado oscuro», «Bonito», «Déjame vivir», «Grita», «Agua» o «La flaca». Aunque nos impresionó la guisa que traía Pau, completamente idéntico a la carátula de su nuevo álbum (traje, pajarita y zapatos marrones, con el pelo engominado) y en general del resto de la banda, que parecían perfectamente sacados de un café de Brooklyn, lo mejor fue sin duda la actuación del cubano Jimmy Jenks, uno de los últimos fichajes de la banda. Armado con su saxo, y con un ritmo diabólico, eclipsó a Pau Donés, que también estuvo sublime, dando espectáculo y haciendo las delicias del público.




Tras Jarabe de Palo, pudimos escuchar por última vez a Lost Fingers, que terminaron su actuación con una versión del movido «Pump up the jam» de Technotronic. En este punto llegó Manolo García, tras dos horas y media de música ininterrumpida. Aunque hasta ese momento había sido ameno, el cansancio se iba haciendo patente. El ex-vocalista de «El Ultimo de la Fila» arrancó con mucho ánimo aunque su voz no se oía apenas al principio. Sin embargo, la cosa volvió a animarse una vez más, cuando empezó a cantar sus éxitos de siempre, como «Pajaros de barro«, o «A San Fernando«. Por si fuera poco, Manolo no paró un segundo quieto en el escenario. Regaló su sudadera al público, su camisa, y de hecho, desde abajo le echaron bufandas y varias prendas de vestir. En cierto momento se lanzó al público que le recogió (teníamos dudas sobre si le dejarían caer … sé que somos mala gente, pero ¿vosotros no os lo habríais planteado?). Luego subió de nuevo al escenario, bajó por el otro lado, se mezcló entre el público, luego se dirigió a la grada 1 y siguió cantando desde allí «Insurrección«. Por última vez en la noche, la gente de nuevo estaba encantada con el espectáculo que estaba recibiendo … y con Manolo García, terminó la noche de los números 1 de Cadena 100.

Como balance final, decir que lo pasamos muy bien, y que esperamos poder volver el año que viene. Pudimos ver un poquito de cada uno de los grupos, no se hizo pesado y eso que duró más de 3 horas. Y es que pocas veces dan de si tanto 15 Euros como esta vez.


Tracklist:

  1. Taxi – Quiero un camino
  2. Taxi – Niña del sur
  3. The Fray – You found me
  4. The Fray – Never say never
  5. The Fray – How to save a life
  6. Lost Fingers – Billie Jean
  7. Amaia Montero – Quiero ser
  8. Amaia Montero y Tizziano Ferro – El regalo más grande
  9. Revolver – Y pasa el tiempo
  10. Revolver – Odio
  11. Revolver – El roce de tu piel
  12. Lost Fingers – Part time lover
  13. Amaral (en solitario) – Esta noche
  14. Amaral – Kamikaze
  15. Amaral – Tarde de domingo rara
  16. Amaral – El universo sobre mi
  17. Amaral – Perdóname
  18. Amaral – Revolución
  19. Jarabedepalo – El lado oscuro
  20. Jarabedepalo – Depende
  21. Jarabedepalo – Agua
  22. Jarabedepalo – Déjame vivir
  23. Jarabedepalo – La flaca
  24. Jarabedepalo – Bonito
  25. Jarabedepalo – Grita
  26. Lost Fingers – Pump up the jam
  27. Manolo García – Una tarde de Sol
  28. Manolo García – Pájaros de barro
  29. Manolo García – Sabrás que andar es un sencillo vaivén
  30. Manolo García – Insurrección
  31. Manolo García – No estés triste
  32. Manolo García – Somos levedad
  33. Manolo García – A San Fernando


Estafas con las marcas y nombres comerciales.

Hace algunos meses comencé la odisea de registrar mi propia marca comercial. Como trabajé durante un tiempo en la OEPM, algo ya sabía del tema. Con otro poco que me informé y algo de ayuda de mi amigo Francisco, me dispuse a realizar los trámites yo mismo. Ya sabía que durante el trámite, tendría cartas de empresas que me abordarían con un sentimiento fatalista y trágico del tipo "o nos contrata o perderá su marca", "si usted no está representado por nosotros está abocado al fracaso", "querido amijo: sepa que registrar uno mismo su nombre comercial está lleno de peligros y temores. Por suerte y por un módico precio, usted puede respirar tranquilo si nos llama y hace el siguiente ingreso en cuenta". Digamos que en los 8 meses que dura el trámite, recibí unas 12 cartas, algunas muy correctas, y algunas muy HOYGAN, pero todas ellas muy fatalistas.

Hace poco más de un mes por fin pude respirar tranquilo: mi marca había sido registrada, y ningún dragón se la había llevado volando entre sus garras, ni el pirata Garrapata se había encaprichado de ella. Toda una suerte.

Pero ahora, cuando todo ha terminado y la OEPM ya me ha hecho llegar el impreso de mi marca oficial, aún recibo una carta más. La de una extraña sociedad/empresa/archivo "de-la-señorita-pepis" que deja entrever con palabras muy sutiles que si no pago la fabulosa cantidad de 450 euros, no tendré mi marca. Si uno lee la letra pequeñísima que viene por detrás del empreso pseudo-oficial con un más que extraño parecido con las cartas tipo "le han correpondido 10 premios y un fabuloso coche por vivir en Madrid y tener un código postal que empiece por 28", en medio de toda la palabrería, más por ausencia que por presencia, uno advierte que no es ningún papel oficial, sino una panda de estafadores que lo único que venden es tu adhesión a una lista de timados elaborada por ellos mismos. Es decir, tú pagas 450 euros y apareces en la lista de "los más tontos de España" elaborada por espanatrademark.info, y que te facilitan graciosamente en un cdrom (que supongo tendrán a consideración de mandártelo gratis a casa una vez elaborada dicha tonto-lista).

La cantidad a estafar pagar viene determinada por el número de clases de Niza que uno solicite para su criaturica.

Adjunto captura de dicha carta para que nadie más pique:


 

No son la única empresa que se dedica a esto, hay otras muchas. En este caso, el dominio .info ya "canta" bastante, así como el período de validez del "presunto registro" (sólo 3 años).

Nota: Francisco también habla de esta estafa en su blog.

Os dejo enlaces a otros extorsionados:

Grupdos
Forumdominios
Forumdemprenedors

Anexo final:

Esta estafa es una variante de la ya conocida famosa suscripción a la revista que nadie en la empresa ha solicitado. Casi siempre piden cantidades pequeñas (por debajo de los 600 euros) y casi siempre de manera un tanto exigente presentando una política de hechos consumados ("oiga, que hablé con ustedes el mes pasado y tal como quedamos ya hemos publicado su empresa en la revista tal-y-cual. Ahora paguen los 600 euros"). Si la secretaria o persona contactada es nueva o poco avispada, paga religiosamente sin preguntar para no parecer tonta. Piensa que su jefe o alguien lo solicitó y ya. Si es una empresa pequeña, canta más porque todas las gestiones las hace la misma persona, y se acuerda perfectamente si ha solicitado alguna cosa parecida (que suele ser que no). Esta gente suele ser insistente y llama varias veces. También amenazan con denunciar y toda una serie de pamplinas instigadoras. Si uno no cede, al final se cansan. Incluso si uno tiene humor, se lo puede pasar muy bien con ellos.