SIMO. 1994 hasta hoy (I)



Fue en 1994, en el primer año de facultad, cuando empecé a acudir al SIMO. Con una carta del jefe de estudios, accedí a aquel mundo especial que desde aquel momento marcaría un hito anual en mi agenda de cada año. Pasé los torniquetes y accedí al primer pabellón … Música electrónica salía de algunos de los PCs que estaban expuestos, con increíbles demos que mostraban las capacidades de las últimas gráficas y las últimas tarjetas de sonido. Aunque tan sólo estuve 3 horas, supe que al año siguiente tenía que volver. Desde ese momento comencé a volverme un habitual de esta feria. Han pasado 16 años desde entonces y sigo acudiendo. Desde entonces sólo he faltado en 1 edición, y desde luego que lo eché en falta.






1994

(350 expositores – 4 pabellones – 6 días)

Estuve el último día. HP presentaba sus impresoras de chorro de tinta, que por entonces rondaban los 450 Euros (de ahí en adelante). Un japonés regalaba fotocopias de billetes de 5.000 pesetas escaneados, para mostrar la tecnología de impresión de chorro a 600×600, lo cual era algo muy avanzado en aquel momento. Un Mac mostraba un videoclip de Mikel Erentxun, mostrando que ya se podía mover vídeo pantalla completa en un ordenador personal. Y en un Amiga, se podía ver esta intro:






1995
(450 expositores – 4 pabellones)

Fui con la gente de mi clase de la universidad, y otro día fui yo sólo para ver todo más tranquilamente. Por entonces ya empezaban a venderse videojuegos y software en formato CD de manera más o menos lógica. Otra de las cosas interesantes de la feria era conseguir libros técnicos, ya que en Madrid no era fácil de encontrar una librería con gran surtido (quitando Díaz de Santos, la Casa del Libro y algunas librerías especializadas, no era sencillo conseguir material más allá de las Guías de Anaya).

Este año ya empecé a comprar cosas de PC Actual y PC World, ya que suelen tener ofertas especiales los días de feria,y se puede comprar el número actual por poco dinero.

Aquella fue la primera vez que tuve ocasión de saludar al Rey, que vino como todos los años a visitar el SIMO y a «interesarse por las nuevas tecnologías y las comunicaciones». No sé por qué, pero desde que veo el SIMO anunciado en el Telediario, simpre dicen la misma frase, edición tras edición.


1996

Este año también fui con gente de clase. Este año hubo poco que resaltar, salvo que nos paró la policía al volver porque una compañera quería llevar los globitos del SIMO atados del retrovisor y nos dijeron que podíamos poner en peligro la circulación.

Ese año también fui por mi cuenta otra vez.





1997




1998

Grupo Rafael (agencia de publicidad responsable de campañas como la de «DYC, gente sin complejos», Frutopía o «Get Lucky», de Lucky Strike) me hizo este montaje. También me hicieron una foto con una Mavica de Sony (las que grababan las fotos en un diskette). Por entonces aún costaban casi 200.000 pesetas y la resolución era de 640×480.



Karting en Santos de la Humosa

Ayer estuve en la despedida de soltero de mi amigo Alejandro P. y decidimos llevarle al karting Los Santos, en Santos de la Humosa. Yo conocía ya el de Carlos Sainz, aunque este último es cubierto.

 


"El homenajeado, disfrazado de Michael Jackson"

 

El trazado de este karting está bastante bien y da mucho juego. Lo que no da tanto juego son las instalaciones, que se encuentran en un pésimo estado, tanto es asfalto, como las protecciones y los propios karts. Corrimos varias tandas, pero es un circuito del que uno se sacia rápidamente. Los coches son bastante dados a hacer trompos o a acabar estampados contra los neumáticos del lateral de la pista.

Debido a que las gomas de las ruedas están gastadas y que los ejes no están equilibrados, en las curvas algunos de los coches simplemente no giran y siguen en línea recta. Yo tuve la ocasión de montarme en 3 coches diferentes, y la experiencia con cada uno de ellos fue diferente, ya que tres de ellos estaban chafados completamente. Uno de ellos iba dando saltos como si las 4 ruedas no fueran del mismo tamaño. Otro iba tirando gasolina a chorros y el último iba echando humo. El personal de las instalaciones también deja muchísimo que desear, pues además de no conservar el material, ni retirar los coches estropeados, siempre le echan la culpa al cliente (a mí concretamente me llegaron a decir que era culpa mía que el coche tirara gasolina … ) . Lógicamente, en este circuito no hay ningún tipo de normativa ni nada que obligue a cliente o a empresa a nada, ya que la empresda no está en condiciones de exigir visto lo visto. Ni cinturones de seguridad, ni mono, cascos sin visera, tierra en la pista, y una sensación constante de estar en un Destruction Derby combinado con Mario Karts. Sólo me faltó llevarme pieles de plátano para lanzárselas a los otros conductores.

Me lo pasé en grande, pero no por la pista, sino que fue por la grata compañía con la que iba.

Todo eso me lleva a pensar que en este circuito es relativamente sencillo tener un accidente o salir ardiendo. En materia de seguridad este circuito suspende completamente, y se ve que más gente ha tenido una experiencia similar en Club Los Santos. Así que no creo que volvamos a repetir aquí. Aunque en principio es barato, si uno mira el tiempo y lo que cuesta (8 minutos 15 Euros) realmente no es tan barato. 

Como circuito de karting son mejores el de Carlos Sainz (aunque más caro, pero bastante más seguro) y el de Angel Burgueño, también barato, pero dura más tiempo en mejores condiciones.